¿Para qué prospectar nuevos clientes? ¡Olvídese!

Una de las tonterías más grandes que usted puede hacer, si no quiere terminar esclavizado en esto de las ventas, es buscar nuevos clientes. "Prospectar", como le llaman los vendedores de verdad.

No, ¿Para qué? ¡Es mucho mejor trabajar con los clientes que ya usted conoce! Imagínese que se necesita cinco veces más esfuerzo para venderle a un cliente nuevo, que para volverle a vender a uno que ya nos conoce. Lo mejor es enfocarnos en los clientes de siempre, y no tener que pasar por el dolor de cabeza de estar convenciendo a prospectos que tal vez ni nos van a llegar a comprar. De por sí que a los clientes viejos y conocidos de uno ya ni hay que venderles. Ellos solitos compran. ¡Menos esfuerzo!

Eso de prospectar le conviene sólo a los dueños de la empresa; al vendedor no. Claro, porque el dueño sabe que las carteras de clientes se agotan, y que hay clientes que se los lleva la competencia, y otros que mueren, y otros que antes compraban un montón y que ahora no compran mucho. A ellos sí les conviene que haya clientes nuevos que vengan a compensar el desbalance natural del agotamiento de una cartera, o a realizar compras de un nuevo producto que lance la compañía. Pero a usted no.

Concéntrese en sus clientes actuales, nada más. No hay nada más feo que andarle rogando a nuevos prospectos que nos reciban. Y eso de convencer a telefonistas y secretarias es mucho trabajo que no vale la pena. No. Eso que lo hagan los que creen que el dinero es muy importante y que el crecimiento financiero de uno trae bienestar a toda la familia.

Por eso, ¿Para qué prospectar? Mejor olvídese de ese cuento.

Créame. Yo sé por qué se lo digo.
Olman Martínez

Director de la Universidad de las Ventas.