El mejor orador del mundo

Cicerón, destacado político romano, fue un gran orador de su época y uno de los mejores de toda la Historia. En la historia reciente se destaca Winston Churchill, quien, tres días después de jurar al cargo de Primer Ministro y ante la oleada implacable de ejércitos contrarios, ofrece lo único que tiene: “Sangre, sudor, y lágrimas”. Con su oratoria, fortaleció a su pueblo y lo llevó de la debacle hasta la victoria.

Desde el primer día en que lo vi (mejor dicho, lo escuché), ¡Barack Obama me conmovió! En solo cuatro años pasó de ciudadano común a Senador y sin volver a ver atrás se fue directo a la presidencia del país más poderoso del mundo.

La habilidad clásica de Obama como orador ha sido uno de los factores más importantes de su victoria. Todos los que lo han escuchado, lo clasifican en un lugar aparte con respecto a sus rivales. Los discursos de Obama arrasan entre la audiencia. Los mejores se erigen como magníficas creaciones literarias, elegantes, con un estilo que evoca frases de Lincoln y de King.

La buena retórica. La clave ha estado en su preparación. En esa etapa previa piensa en qué quiere decir, qué ideales formular, qué objetivos alcanzar y qué críticas lanzar al oponente. La clara idea de que el país iba a la deriva, sumido en la crisis, personifica al líder que mantiene unidos a los ciudadanos como motor de cambio y transformación. Todos sus discursos llevan las tres buenas prácticas de la buena retórica: la emoción, el razonamiento y la personalidad.

Uno de los recursos más eficaces es su empleo de la expresión: “un joven predicador de Georgia”. En ningún momento cita por su nombre a M. L King. La palabra con la que se denomina esta técnica es antonomasia, y con ella logró la empatía del auditorio. Esto se traduce como la halagadora idea de que todos sabemos de lo que estamos hablando sin necesidad de mayores explicaciones.

Otro de sus recursos preferidos son las anáforas y su empleo simétrico. Una anáfora es la repetición de palabras en el comienzo de las oraciones: “Es la respuesta dada por las colas que se han formado en torno a las escuelas. Es la respuesta dada por jóvenes y viejos. Es la respuesta”. También lo emplea, al final de la oración, como su celebrado y repetido “Yes, we can!”

Este extraordinario orador y hombre de ideas claras y simples, hoy ha retado a los 34.750 promotores registrados del lobby o intereses especiales en Washington. Obama acaba de dirigirse ante ambas Cámaras casi sin esfuerzo, sin faltas, motivado, apasionado y sincero. ¿Cuántas veces situaciones difíciles de un país sacan lo mejor de un líder? ¡Nuestra Costa Rica necesita un líder de este estilo!: que hable claramente y que inspire a los ciudadanos a aspirar a lo mejor, a grandes metas, y a forjar el destino del país; uno que con su liderazgo catapulte los cambios que necesitamos y que ciertos intereses personales están frenando; un líder nuevo, que surja como Obama, el mejor orador del mundo.


LA NACION – 08 MARZO 2009
FRASER PIRIE

Olman Martínez

Director de la Universidad de las Ventas.